El matrimonio es una bendición instituido por Dios; entre un hombre y una mujer compartiendo la aventura de una vida unidos. En los votos pronunciados el novio y la novia prometen recibirse el uno al otro para vivir juntos en sagrado matrimonio empezando desde ese día. Prometen amarse en lo bueno y lo malo, en riqueza y en pobreza, en enfermedad y salud hasta que la muerte los separe. Y con esas promesas comienzan una nueva jornada en la vida. En el altar no se escatiman los malos hábitos, mal carácter, y actitudes. No hay forma a esas alturas de conocer de los traumas vividos (a menos que sean compartido antes). No hay manera de predecir los contratiempos que vendrán y como enfrentaran las adversidades que chocan con la vida, ni aun los retos que el matrimonio tendrá que soportar todo por honrar los votos que un día prometieron ante Dios.
Al principio todo está bien; se consienten, se mantienen como prioridad el uno al otro. Pero al pasar el tiempo, las adversidades y contratiempos tocan a la puerta del hogar y con ello los retos que revelan si los esposos trabajan como equipo o en contra uno de cada cual. Añada el detalle de los hijos, la escuela, intimidad de la pareja, en medio de salud, enfermedad, calamidad, y crisis. La esposa sostiene expectativas de su amado. En cuanto a su cuido, comportamiento, y paternidad. Y cuando una expectativa cae al suelo se encuentra con un nuevo acompañante llamado Desilusión. Una segunda y tercera vez que caen las expectativas y entra la esposa por el atrio de la Frustración. Porque ya ha determinado que las frecuencias indican decisiones deliberadamente hechas. Algunas esposas demuestran su reacción a través de lágrimas; otras la vocalizan con "mandados dictatoriales". Lo cierto es que ha sido introducido otro pasajero al matrimonio llamado: Conflicto y las hermanas de él se llaman Discordia y Disensión. ¿Saca cuenta a estas alturas cuantos elementos aparte de los esposos hay en el panorama? Desilusión, Frustración, Conflicto, Discordia y Disensión: ¿A quienes más invitaran?
Cuan fácilmente se puede perder un conyugue dentro de la definición que esta sociedad entiende sobre el amor. La sociedad dice que el amor es un sentimiento. Siendo el amor tomado a ser un sentimiento, en el momento en que el sentimiento empieza a disminuirse empieza el conflicto matrimonial. Cuando el sentimiento del amor ya no está al máximo empiezan las presunciones: "Este hombre no era el que verdaderamente me tocaba." "Yo debiera de haberme casado con ________, estuviese feliz." "Hubiese sido mejor quedarme soltera que estar con este hombre." Me imagino que podrán añadir otros comentarios que han oído o han dicho los labios de la esposa que se ha sentido desilusionada por su esposo. Sumergida en la desilusión cuando las expectativas sobre el esposo quedan arrastradas, algunas esposas se prestan con facilidad a maldecirlos con apodos y sobrenombres en un espectro en rangos de insultos que empiezan desde lo quizás menos insultante "idiota" a __________!@#$%^! (¡CENSURADO CON BIP!) ¡Y hasta en múltiples lenguajes Inglés, Español y Espanglish para variar!
Esas maldiciones no se limitan a sobrenombres solamente, sino a comentarios denigrantes que terminan demasculinizando al esposo: "¡Ni para la cama sirves tú!"; "¡Tú no eres hombre suficiente para mí!"; "¡Yo no creo en ti para nada!"; "¡Eres un puerco que crees que tienes una sirvienta de esposa!"; "¡Yo no sé cómo tú y yo nos casamos si yo ni te encuentro atractivo!" Se pensarán, ¿cómo es posible que una Consejera Pastoral este escribiendo tales comentarios? No son invenciones mías, sino comentarios que he escuchado en mi oficina. Y si como Consejera Pastoral me incomoda escuchar tales comentarios, imagine lo que para el esposo es escucharlo de la persona que un día prometió amar y respetarlo. ¿De qué fuente pregunto surgen tales palabras de denigración?
Jesus dijo estas palabras:
"Una persona buena produce cosas buenas del tesoro de su buen corazón, y una persona mala produce cosas malas del tesoro de su mal corazón. Lo que uno dice brota de lo que hay en el corazón.
Lucas 6:45 NTV
Amada que lees estas palabras, si en su frustración comienza a hablar cosas groseras de su amado, le pregunto: ¿Como es que encuentras tan liviano permitir que resbalen esas palabras de sus labios, esos mismos labios que han besado a su amado? Aquellos mismos labios que con ternura han besado a sus hijitos. Esos labios que han besado a su propia madre que la cargo en su vientre? Esos mismos labios que pronunciaron el día de su boda unos votos de amor hasta que la muerte los separe. Pero hoy en día se encuentran hablando cosas groseras del amado. ¿Que verdaderamente hay en la lengua que habla palabras maldicientes y groseras que con facilidad y ligereza se presta a lanzarlos como proyectiles diseñados para destruir? Si pudieras escatimar el peso de las palabras denigrantes al amado, no las diarias. El quizás no le dirá el dolor, la humillación, o el quebranto que le causan sus palabras por no permitir verse en una luz más debilitada que la que está en su impresión de impotencia. Con el corazón en la mano le digo amada que usted destruye a su amado paso-a-paso al denigrarlo con sus palabras. La mujer sabia edifica su casa NO LA DESTRUYE y en su casa reside su amado.
Habrá algunas que al leer estas palabras se verán en el reflejo de ellas. No pido disculpa por escribir con tanto denuedo. Escribo para enseñarle el daño que están ocasionando al amado y como producto a su hogar porque solo están a un paso de empezar a denigrar a sus hijos sino han empezado ya. Quisiera aclarar que no es que intento poner a la esposa en la postura de "saco de boxeo" para que el esposo tenga campo libre a humillarla. ACLARO AQUI: NI EL ESPOSO, NI LA ESPOSA tiene el derecho a faltarse el respeto. Tampoco indico que los esposos son excepciones de estas acciones; porque ellos lo hacen también, pero las esposas lo hacen con más frecuencia.
Quisiera tratar contigo primero amada. Quizás su esposo no realiza sus expectativas. No la trata como usted esperaba, no la consiente como antes, no la estima con valor, en fin no es lo que usted esperaba. Pero le diré que menospreciar su persona porque no llegue a cumplir, ni a tocar sus expectativas no le justifica sus humillaciones hacia él. Quizás él no sea buen esposo; en lo que esto se lleve a cabo, que su verdad sea él es un buen esposo; BENDICELO EN FE! Quizás él no sea el buen proveedor que usted esperaba, en lo que eso se lleve a cabo; BENDICELO EN FE! Quizás no sea un buen padre con sus hijos, en lo que eso suceda; BENDICELO EN FE! ¡Ejerza su fe llamando lo que usted no ve como si estuviera ya frente a usted! Bendiga la vida de su amado y no se la maldigas!
La mujer sabia edifica su casa; Mas la necia con sus manos la derriba.
Proverbios 14:1 RV
¿Como usted pretende establecer un hogar atacando la cabeza del hogar con comentarios humillantes; no edificas, derribas. ¿Como pretende hacerles frente a los contratiempos de la vida atacando la autoridad puesta por Dios (Romanos 13:1)? No quiero indicar que la mujer es menos que el hombre los dos son coherederos de la gracia divina (1 Pedro 3:7), pero en cuanto a rol se refiere el hombre es el líder, es la cabeza de la mujer (1 Corintios 11:3). Es imposible promover cambio positivo cuando insultos son lanzados con la intención de incitar una reacción, para infligir más daño o simplemente agarrar la atención del conyugue; y esto viene siendo igual para ambas partes. Me dirijo a las esposas porque como tan detallistas son, se inventan una plétora de palabras detalladas ilustrando en volumen alto sus frustraciones. Mi intento no es disminuir la importancia que es para la esposa exponer o enfatizar su punto pero cuando cruza el parámetro del respeto a la "falta de respeto” eso se llama pecado y no solo comete el pecado en contra de su amado, sino contra Dios!
También las mujeres respeten a su marido...1 Pedro 3:1
Que las mujeres respeten a sus maridos, como si se tratara del Señor. Efesios 5:22
Ustedes las esposas, respeten a sus esposos, como conviene en el Señor. Colosenses 3:18
Vez tras vez la misma Biblia instruye a la mujer a respetar. Si ya sé lo que estás pensando: "Y yo tengo que aguantarle sus insultos cuando el me las lanza a mí?" Pues sí, le diré que si porque usted no depende de usted misma usted depende del Dios Altísimo quien es su defensor! —Y muchas mujeres estarán en contra de lo que acabo de escribir. Pero aún no escatiman que si el amado lanza insultos y ellas lo hacen también en que quedara la pareja en desacuerdo que nunca llega a resolución sino que se repite hasta el cansancio. La diferencia que usted desea ver en su amado empiécelo por usted amada.Es imposible pretender que al asignar sobrenombres y apodos humillantes con eso usted recibirá actitud de gratitud o afecto. Sino que recibirá lo contrario el buscará las maneras de ausentarse lo más que pueda, de no incluirla en sus asuntos hasta que completamente se desenamora de usted. Entonces usted no será su prioridad, no le importara sus sentimientos y con indiferencia la desvalorará hasta que llegue a tomar una decisión culminante.
Si usted ha tenido la experiencia de estar en la final de una relacion podra recordarse lo doloroso que se sintio. Por la mente uno piensa en que podria haber hecho mejor, que no hizo, porque no hizo lo suficiente. Pero estas a tambien de cambiar el rumbo si la protagonista de este articulo es usted amada esposa.
Arrepiéntase y pídale perdón a Dios para que él pueda empezar a trabajar en usted primero.
Luego pida perdón a su amado para reconciliar la cuenta en déficit entre ustedes.
Escúchalo para entender lo que dice, no solo para oír sus palabras.
Y decida cambiar su actitud de merecida a una actitud de agradecida por el galán que Dios a permitido prestarle.
Nada hagáis por vanagloria o contienda; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores que a el mismo. No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.
Filipenses 2:3-4 RVR
Respete y ame a su amado estimándolo superior a usted. Después de todo Dios lo amo a el primero y no escatimo su propia vida sino que la rindió...
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